ADVIENTO 2020
«En el tiempo de Adviento honraremos el misterio de la Encarnación de Jesús en el vientre de María durante nueve meses»
San Juan Eudes
LOS SÍMBOLOS DEL ADVIENTO
La costumbre del pesebre se remonta a la época de San Francisco de Asís, quien fuera el promotor de dicha tradición. Esta surge con el propósito de hacer memoria del misterio de la Natividad.
LA FAMILIA, IGLESIA DOMÉSTICA
La familia es una comunidad de cristianos, unidos por la misma fe, por el mismo Señor y por el mismo bautismo, iniciada con el sacramento del matrimonio.
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
En esta primera semana consideramos a Jesús que al final de los tiempos llega a «juzgar a vivos y muertos». Es el ejercicio de su justicia salvadora, que se practica de continuo en los cielos y en la tierra
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
En esta segunda semana adoramos el misterio inefable de la Encarnación. El Hijo del hombre sale del seno adorable de su Padre y, por un amor incomprensible por nosotros, viene a las entrañas benditas de María.
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
En esta tercera semana contemplamos a Jesús en el tiempo de su residencia y de su vida durante los nueve meses de permanencia en las entrañas sagradas de su madre María.
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
En esta cuarta semana meditamos en torno al amor, en el que Jesús amable niño, ha sido amado en su nacimiento, por el Padre, el Espíritu y su santa madre María.
NATIVIDAD DEL SEÑOR
En esta día de navidad contemplamos a Jesús en la ternura de su infancia, junto a María y a José en un humilde pesebre.
EL SILENCIO DE LA PALABRA
San Juan Eudes nos invita a tomar una actitud de adoración constante, en la cual se silencia el corazón para contemplar la palabra que se ha encarnado en el vientre de María.
ROSARIO DEL NIÑO DIOS
Se dice en honor del admirable niño Jesús, entregándonos a él para unirnos a toda la gloria que le dio a su Padre durante su infancia, y para pedirle que nos haga partícipes del espíritu de su divina infancia.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Jesús, no soy digno de pensar en ti ni de que pienses en mí y mucho menos de comparecer ante ti y de que te hagas presente ante mí. Sin embargo, no solamente piensas en mí y te presentas a mí sino quieres darte a mí con el deseo infinito de hacer tu morada en mi corazón