Nuestra formación se basa en la oración, la escucha de la palabra de Dios, en la vivencia de los sacramentos. Convivimos en comunidad con otros hermanos, nuestra educación nos permite trabajar en la renovación de la Fe de las personas y para que Cristo viva en el corazón de los hombres.
Esta formación debe favorecer la integración del equilibrio humano y afectivo, la formación del criterio, el crecimiento de las virtudes morales, la práctica y el desarrollo, en espíritu de servicio, de las capacidades artísticas, de la expresión verbal, la sinceridad, la lealtad la justicia entre otras.