SAN JUAN EUDES Y EL CORAZÓN DE MARÍA
INTRODUCCIÓN
Conocido es el gran amor que san Juan Eudes profesó hacia la virgen María, Madre de Dios. En cualquier cosa podía “dejarse ganar” pero no toleraba que nadie le aventajara en respeto, confianza y amor hacia Ella. San Juan Eudes presentó al mundo la persona de María bajo el símbolo del Corazón, el Corazón Admirable, como gustaba llamarlo.
El ejemplo y la palabra de san Juan Eudes son para nosotros estímulo permanente. La devoción al Corazón de María es preciosa herencia de la gran familia Eudista. En nosotros y por nosotros san Juan Eudes perpetúa hoy su amor y devoción al Corazón de la Virgen Madre.
SALUDO PRESIDENCIAL
Hermanos, que el amor, la gracia y la paz de Jesús, el Hijo de María, estén con ustedes.
R/ Y con tu espíritu.
ORACIÓN
Oh Dios, que elegiste a san Juan Eudes para anunciar las inescrutables riquezas del amor de Cristo; concédenos que, movidos por su palabra y por su ejemplo, crezcamos en la fe y llevemos una vida conforme al Evangelio. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.
LECTURA BÍBLICA
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a un novio que se pone la corona, o a una novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que despunte la aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán “Abandonada”, ni a tu tierra “Devastada”, a ti te llamarán “Mi Favorita”, y a tu tierra “Desposada”, porque el Señor te prefiere a ti. (Is 61, 10-62,4
LECTURA EUDISTA
¿POR QUÉ DEBEMOS HONRAR AL CORAZÓN DE MARÍA?
“Allegarse al Corazón de María es encontrarse con Jesús”.
El corazón representa todo el interior del hombre, pero principalmente su amor. Por eso, cuando honramos al Corazón de María no queremos recordar algún misterio, acción o cualidad, y ni siquiera la persona dignísima de la Virgen, sino la fuente y el origen de la santidad de todo ello: su amor y caridad.
Porque este amor santificó todas sus acciones, las facultades de su espíritu, su vida exterior e interior, con sus virtudes y perfecciones. El amor la hizo digna de ser Madre de Jesús y de todos los miembros de Cristo y fuente inagotable de gracias.
Ustedes, todos los sedientos, vengan presurosos a beber de esta fuente. ¿Por qué vacilan? ¿Temen acaso rebajar la bondad de su Redentor cuando les dirige al Corazón de su madre? Porque María nada es, nada tiene y nada puede sino de Jesús, por él y en él. Es Jesús el que lo es todo, lo puede todo y lo hace todo en ella.
Y no solamente Jesús vive y permanece continuamente en el Corazón de María, sino que él mismo es el Corazón de su Corazón. Por eso, allegarse al Corazón de María es encontrarse con Jesús; honrar al Corazón de María es honrar a Jesús; invocar al Corazón de María, es invocar a Jesús. Este Corazón admirable es el ejemplar y el modelo de nuestros corazones; y la perfección cristiana consiste en llegar a ser imágenes vivas del Corazón santo de María.
Además, así como el Padre eterno concedió a María concebir a su Hijo primero en su Corazón y luego en su seno virginal, así también le dio poder de formarlo en el corazón de los hijos de Adán.
Por eso, ella colabora en la obra de nuestra salvación, empleando con amor increíble este poder especial. Y como ella llevó y llevará eternamente a su Hijo Jesús en su Corazón, ha llevado también y llevará siempre con él a todos los miembros de la divina Cabeza, como a hijos muy queridos y como frutos de su Corazón maternal que ella presenta como oblación continua a la divina majestad.
(San Juan Eudes, El Corazón admirable de Jesús, 2, 4-5: O.C. VI, 148. 182; 8, 431.)
ORACIÓN EUDISTA
(Ave María, Filia del Patris)
Alégrate, María, Hija de Dios Padre,
Alégrate, María, Madre de Dios Hijo,
Alégrate, María, Esposa del Espíritu Santo,
Alégrate, María, Templo de la Divinidad,
Alégrate, María, Lirio en el que resplandece la luz indeficiente de la Trinidad.
Alégrate, María, Rosa esplendorosa de encanto celestial.
Alégrate, María, Virgen de las vírgenes, Virgen fiel de la que quiso nacer y alimentarse
el rey de los cielos.
Alégrate, María, Reina de los mártires: tu alma fue traspasada por una espada de dolor.
Alégrate, María, Soberana del universo; todo poder te ha sido dado en el cielo y en la
tierra.
Alégrate, María, Reina de mi corazón, mi Madre, mi vida, mi alegría y mi más dulce
esperanza.
Alégrate, María, Madre digna de amor.
Alégrate, María, Madre admirable.
Alégrate, María, Madre de misericordia. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo:
Bendita tú entre las mujeres;
y bendito Jesús, el fruto de tu vientre.
Y bendito tu esposo José,
y bendito tu padre Joaquín,
y bendita tu madre Ana,
y bendito tu hijo Juan,
y bendito tu ángel Gabriel,
y bendito el Padre Eterno que te escogió,
y bendito el Hijo que te amó,
y bendito el Espíritu Santo que contigo se desposó.
Y benditos por siempre los que te bendicen y te aman. Amén.